En la segunda semana hemos seguido estrechando lazos con el alumnado acudiendo a las clases como oyentes. Hacerlo en grupo durante los primeros días creo que es beneficioso porque permite intercambiar opiniones entre los alumnos en práctica sobre las distintas necesidades que percibimos en cada aula, impresiones de gran utilidad para programar la unidad didáctica que deberemos impartir en nuestros grupos asignados.
Continúan los consejos de nuestro tutor para lograr llegar al alumnado con la mayor eficacia posible. Sin duda la experiencia que posee en el centro y con los mismos grupos es un valor añadido a su papel como docente. Nos cuenta que una implicación excesiva con los alumnos es irónicamente contraproducente, ya que pueden provocar decepciones por crear unas expectativas que luego no se correspondan con los verdaderos resultados del alumno. En cuanto al rendimiento hemos aprendido, intercambiando distintas opiniones en el claustro, que la situación social y familiar del individuo es clave en las variaciones en el nivel académico del alumno, que pueden oscilar notablemente. Es importante en estos casos tratar de hallar los factores que están interfiriendo en el correcto desarrollo de la experiencia educativa del niño/a.
Aprovecho las horas libres en el departamento para preparar los recursos didácticos que utilizaré durante el desarrollo de las clases.